La semana pasada (13 de noviembre) fue el 160 aniversario del nacimiento de Robert Louis Stevenson novelista, poeta y ensayista escocés que por su delicada salud murió con sólo 44 años. Por esa razón me animé esta semana a releer una de sus obras: La isla del tesoro, un libro que podemos encontrar en nuestra biblioteca.
A pesar de sus pocos años de vida y de que continuamente estuvo aquejado de enfermedades supo llenar su vida de aventuras. Tuvo diferentes experiencias viajeras por Europa en burro y en canoa. Viajó en un barco de inmigrantes a América para reunirse con la que sería su mujer. Recorrió de norte a sur América junto a su mujer. Hizo un largo viaje por el Pacífico visitando las Marquesas, el atolón de Fakarava, Tahití, Honolulú, Hawai,... finalizando su viaje en Samoa donde vivió hasta su muerte.
De todos estos via
jes se inspiró Stevenson para escribir sus obras aunque el libro del que quería hablar es el de la La isla del tesoro. Este libro fue escrito como una forma de pasar las frías noches de invierno en la Escocia de finales del siglo XIX junto a su familia y en especial como distracción a su hijo pequeño que por aquel entonces tenía 12 años. El libro comenzó con el dibujo de una isla imaginaria donde unos piratas habían enterrado un tesoro. A partir de este esbozo toda la familia y amistades participaron en la "construcción" de la isla, surgieron montes y ríos, ensenadas y playas, bosques y pantanos, pájaros y animales y pronto aparecieron personajes que vivían tremendas aventuras en la isla en pos de un tesoro y que surgieron de la experiencia viajera de Stevenson. De todo esto Stevenson obtuvo una novela con una estructura muy cuidada, casi matemática, con un impetuoso ritmo narrativo que impide abandonar la lectura y unos personajes inolvidables (igual que el joven protagonista Jim Hawkins no querría yo encontrarme con alguien como John Siver el Largo).
Con La isla del Tesoro Stevenson se propuso entretener a su hijo de 12 años pero desde su publicación ha sido fuente de inspiración en el cine, la televisión, la literatura, en comics, videojuegos y son numerosos los escritores consagrados que mencionan esta novela de aventuras como una de sus favoritas en su niñez. Sería una pena que este libro no fuera descubierto por los alumnos del instituto.
A pesar de sus pocos años de vida y de que continuamente estuvo aquejado de enfermedades supo llenar su vida de aventuras. Tuvo diferentes experiencias viajeras por Europa en burro y en canoa. Viajó en un barco de inmigrantes a América para reunirse con la que sería su mujer. Recorrió de norte a sur América junto a su mujer. Hizo un largo viaje por el Pacífico visitando las Marquesas, el atolón de Fakarava, Tahití, Honolulú, Hawai,... finalizando su viaje en Samoa donde vivió hasta su muerte.
De todos estos via
jes se inspiró Stevenson para escribir sus obras aunque el libro del que quería hablar es el de la La isla del tesoro. Este libro fue escrito como una forma de pasar las frías noches de invierno en la Escocia de finales del siglo XIX junto a su familia y en especial como distracción a su hijo pequeño que por aquel entonces tenía 12 años. El libro comenzó con el dibujo de una isla imaginaria donde unos piratas habían enterrado un tesoro. A partir de este esbozo toda la familia y amistades participaron en la "construcción" de la isla, surgieron montes y ríos, ensenadas y playas, bosques y pantanos, pájaros y animales y pronto aparecieron personajes que vivían tremendas aventuras en la isla en pos de un tesoro y que surgieron de la experiencia viajera de Stevenson. De todo esto Stevenson obtuvo una novela con una estructura muy cuidada, casi matemática, con un impetuoso ritmo narrativo que impide abandonar la lectura y unos personajes inolvidables (igual que el joven protagonista Jim Hawkins no querría yo encontrarme con alguien como John Siver el Largo).Con La isla del Tesoro Stevenson se propuso entretener a su hijo de 12 años pero desde su publicación ha sido fuente de inspiración en el cine, la televisión, la literatura, en comics, videojuegos y son numerosos los escritores consagrados que mencionan esta novela de aventuras como una de sus favoritas en su niñez. Sería una pena que este libro no fuera descubierto por los alumnos del instituto.
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