”Parménides”, de C. Aira.
A modo de invitación para su lectura.
César
Aira nace en 1949 en Coronel Pringles, población de la provincia de Buenos
Aires que en tiempos fuera “zona de frontera” con el territorio indio, ámbito
narrativo recurrente en el novelista. Desde 1967 vive en el barrio de Flores
(ciudad de Buenos Aires), espacio al que también ha dado forma literaria
repetidamente.
Aunque
es fundamentalmente conocido por sus novelas, Aira también es un estudioso de
la literatura, ensayista, dramaturgo y traductor, del inglés o del francés, de
autores como Antoine de Saint-Exupery Jan Potocki.
A
partir del momento en el que Aira consolida su peculiar ritmo de trabajo
literario, llega a publicar al año hasta cuatro novelas, generalmente no muy
extensas, “por razones de operatividad”. Esta fecundidad en cuanto a la
cantidad, unida a la versatilidad de sus temas, ha empujado a algunos a afirmar
que Aira, más que un autor, es “toda una literatura”. Sin embargo, también se
puede decir que es un autor irregular, que sufre diversos altibajos en el
valor literario de su producción (e incluso en la estructura de algunas
novelas, que parece que el autor no sepa cómo terminar.
Algunas
observaciones para entender a Aira…
Las
novelas de César Aira son “siempre literatura sobre literatura”, fenómeno
típico del Río de la Plata, prácticamente desde comienzos del siglo XX.
Pensemos en Borges. En el caso de Parménides (2006), habría que hablar de “literatura
sobre filosofía”, pero tanto da.
También
por ello, por la tendencia a reflexionar sobre literatura, Aira tiene una
importante obra crítica y de teoría e historia literarias, que aunque
cuantitativamente menor, no dejan de ser valiosas. Véase, a este respecto, el
diccionario al que abajo se alude, al que se podrían añadir sus estudios sobre
la poeta Alejandra Pizarnik y el dramaturgo y novelista Copi, ambos argentinos.
Por
ello, suelen ser paródicas, y producen el efecto de no tomarse muy en serio el
objeto de su parodia; hacen entonces acto de presencia el humor y la ironía.
Finalmente,
una última cuestión: las novelas de Aira suelen ser transparentes desde el
punto de vista de la narrativa, pero en cuanto a sus intenciones; está claro lo
que pasa, pero
no por qué o para qué pasa.
Otros
libros de César Aira…
Ema
la cautiva
(1981) y La liebre (1991), son dos ejemplos de parodia de la literatura
argentina (y sobre Argentina) del siglo XIX; el primero sobre las ficciones de
tema indio, y el segundo sobre los libros de viajes por la pampa, un auténtico
ejemplo de “antropología-ficción”.
La
guerra de los gimnasios (2003), título que remite a la novela de Bioy Casares Diario
de la Guerra del Cerdo (1969). Si la de Bioy trataba de una agresión de los
jóvenes contra los viejos, aquí nos encontramos una disputa entre clanes
gimnásticos que adquiere tintes de apocalipsis.
El
congreso de literatura (1997), publicada por Tusquets, ironiza sobre el
ambientillo dominante en este tipo de acontecimientos, desde la óptica de un
escritor consagrado que no se acaba de tomar muy en serio a sí mismo…
Las
curas milagrosas del Doctor Aira (1998). Publicada en España junto a otras dos
novelas, El tilo y Fragmento de un diario en Los Alpes, presentan un buen ejemplo de
autobiografía (ficticia, por supuesto), típica del autor.
Diccionario
de autores latinoamericanos (2001). Original, sujetivo y maledicente (cosa que se
agradece) en sus apreciaciones, viene a ser de forma indirecta una especie de
“teoría de la literatura” del propio Aira. Abajo reseñamos algunas “perlas
cultivadas” de este manual.
Las
noches del Flores (2004) es un buen ejemplo del otro espacio narrativo –y autobiográfico-
presente en las novelas de Aira: el barrio porteño de Flores. Como muchas narraciones
de Aira, su abrupto desenlace sorprende, por ser un giro inesperadamente
fantástico. Quizá, como ya hemos dicho, porque no encuentra el final coherente
y apropiado.
Las
aventuras de Barbaverde (2008), parodia de novela de aventuras; la revisión irónica
de los géneros novelísticos es una tendencia que se ratifica en otras obras
como Una novela china (1987) o El pequeño monje budista, dos ejemplos de “falsas
novelas” orientales, que recuerda los experimentos narrativos de Gómez de la
Serna.
Algunas
ideas de César Aira sobre el “boom” y la literatura latinoamericana (párrafos
entresacados de su Diccionario).
Gabriel
García Márquez. “Su tercera novela extensa, El amor en los tiempos del
cólera
(1985), desmayado intento de lograr una Educación Sentimental mundonovista [del “nuevo
mundo”], es convencional”.
Julio
Cortázar. “No hubo maduración visible en Cortázar; un aire de perenne juventud
baña toda su obra, indiscutible favorita de los jóvenes, lectura de iniciación
y descubrimiento de la literatura”.
Joaquim
Maria Machado de Assis. “De todos los buenos novelistas que hubo en
Latinoamérica en el siglo XIX, ninguno puede ponerse a la altura de Machado de
Assis. Su lugar está entre los más grandes: habría que pensar en Henry James o
en Flaubert para incluirlo en la compañía que más le conviene".
Augusto
Roa Bastos. “En 1974 apareció la gran creación novelesca de Roa Bastos, una de
las pocas realmente buenas incluidas en el ‘boom’ de la novela latinoamericana:
Yo, el Supremo”.
Alejo
Carpentier. “Por cierto, que en estos Ensayos (1984) hay que resignarse a los
malabarismos políticos de su autor y, meno molestos, a los frecuentísimos
recordatorios de sus amistades prestigiosas, del tipo ‘yo hablaba justamente de
esto a Graham Greene’, ‘como Antonioni decía recientemente a un amigo mío’,
‘Sergio Einsenstein, quien fuera mi amigo’…".
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